martes, 15 de marzo de 2011

Cuando intento retroceder...


Cuando intento retroceder hasta el lugar donde llega aparentemente la luz, hasta ese lugar donde decimos que están los ojos, realmente no encuentro nada, solo hay un espacio ahí, un vacío, que aparentemente está lleno de luz. ¿Y qué es la luz sino otra forma de energía? Esa luz es una vibración muy, muy sutil y cuando se condensa un poco, se convierte aparentemente en materia. Forma un modelo, una costra alrededor de esa esencia que tú eres, como la lava que sale de un volcán. Eso es lo que es este cuerpo. Es esa misma luz, aparentemente solidificada. Cuando llegas a constatar esto, lo que es la causa de tu esclavitud, el egocentrismo, desaparece por sí solo. La conclusión que lleva este conocimiento es que si yo soy esa consciencia igual que el espacio, entonces no hay realmente un centro. Lo que también se desprende de ello es que no puede haber separación entre este cuerpo y cualquier otra cosa que aparezca, de la misma manera que no hay separación entre lo que aparece y esa misma consciencia igual que el espacio en la que todas las cosas aparecen. Todo es uno.
Cuando pensamos en un "yo", imaginamos siempre un centro en este espacio desde el que se ven todas las cosas. Pero, yo os pregunto ¿Qué centro puede haber en este espacio? ¿Alguno puede señalarme o encontrar un centro en este espacio? Es imposible. Y si no hay un centro en este espacio ¿cómo este modelo de "yo" aparente podría tener un centro sustancial o existir por sí mismo? Y si no hay un "yo" sustancial o que posea una naturaleza independiente, como previamente suponíamos ¿Desde donde estáis viendo?
Al ser un vacío, ya no existe ningún punto de referencia en el que situar ese experimentar. No hay ninguna entidad que pueda atribuirse nada de lo que sucede.
No podemos decir que tal y tal cosa me ha sucedido. Y si este fuera el caso, ¿dónde podría ubicarse esa experiencia?
Antes, todas esas experiencias parecían sucederle a este "mi" que yo había erigido como el centro del experimentar. Parecían sucederle en concreto a esta aparente forma que yo creía que era.
Este "mi" es muy inseguro y vulnerable porque se ve a sí mismo sólo y separado. Tiene una imagen mental sobre sí mismo y si le ocurre alguna experiencia que no cuadra con esa imagen propia, entonces siente miedo, resentimiento y autocompasión. Toma la experiencia como si fuera algo personal, como si le sucediera a ese individuo que cree ser. Y si él hace algo, o si algo se hace a través suyo cuando él cree que no debería haberse hecho, se siente culpable, avergonzado o con remordimientos.
Echad un vistazo a vuestra experiencia personal y comprobad si lo que estoy diciendo es verdad o no.
Mirad si vuestros problemas son causados por esa creencia errónea en una entidad separada, una entidad que puede funcionar por sí misma. ¿Tiene esa entidad alguna sustancia o alguna naturaleza que sea independiente? Cuestionadlo, entrad en ello y mirad por vosotros mismos. Ved cómo todo el sufrimiento está causado por nosotros mismos al pensar que las cosas deben suceder de forma diferente para ese "mi" que creemos ser. Luego, comprobad que no hay un "mi", no hay nada en absoluto. No hay nada que pueda funcionar por sí mismo o que exista con una naturaleza independiente. Ese punto de referencia de un "mi", ese "mi" a quien todo parece estarle sucediendo, es sólo una imagen mental que tengo. Es sólo conceptual, está basado en creencias.
Entonces ¿Qué sucede tras constatar todo esto? Sucede que he suprimido las limitaciones, que he quitado las fronteras. Al quitarlas, me he quedado con lo que siempre fui: este "estado natural", este "funcionar natural".
Es el mismo funcionar que está sucediendo en toda esta "apariencia", desde la más pequeña partícula subatómica hasta la más distante galaxia, en cada dónde, en cada cuándo, en todo tiempo y lugar. Es todo y sólo Eso.

"Sailor" Bob Adamson.

jueves, 10 de marzo de 2011

Controlar la mente.


D-¿Cómo puedo controlar la mente?

M-Si se realiza el Sí mismo ya no hay mente que controlar. El Sí mismo irradia su luz cuando la mente se desvanece. En el hombre realizado no importa que la mente esté activa o inactiva; lo único que existe es el Sí mismo. Pues la mente, el cuerpo y el mundo no son algo aparte del Sí mismo; y no pueden permanecer aparte del Sí mismo. ¿Pueden ser diferentes del Sí mismo? Cuando tiene conciencia del Sí mismo, ¿por qué debe uno preocuparse por esas sombras? ¿De qué manera afectan al Sí mismo?

D-Si la mente no es más que una sombra, ¿cómo hemos de conocer el Sí mismo?

M-El Sí mismo es el Corazón, lo en sí y por sí luminoso. La iluminación surge del Corazón y alcanza el cerebro, que es la sede de la mente. El mundo se ve con la mente; es decir que ves el mundo mediante la luz reflejada del Sí mismo. Al mundo se lo percibe mediante un acto de la mente. Cuando la mente está iluminada, se percata del mundo; cuando no está así iluminada , no se percata del mundo.
Si la mente está vuelta hacia adentro, hacia la Fuente de iluminación, el conocimiento objetivo cesa, y solo el Sí mismo esplende como el Corazón.
La luna resplandece reflejando la luz del sol. Cuando el sol se ha puesto, la luna es útil para revelar los objetos. Cuando el sol se eleva, nadie necesita de la luna, aunque su disco esté visible en el cielo. Lo mismo sucede con la mente y el Corazón. Lo que hace útil a la mente es su luz reflejada, que se usa para ver objetos. Cuando se vuelve hacia adentro, se va convirtiendo en la Fuente de luz que esplende por Sí misma, y la mente es, entonces, como la luna durante el día.
Cuando está oscuro, es necesaria una lámpara que dé luz. Pero cuando el sol ha salido, ya no hay necesidad de la lámpara; los objetos son visibles. Y para ver el sol no es necesaria ninguna lámpara; es bastante con que vuelvas los ojos hacia el sol en sí y por sí luminoso. Lo mismo pasa con la mente; para ver los objetos es necesaria la luz reflejada por la mente. Para ver el Corazón es bastante con que la mente esté vuelta hacia él. Entonces, la mente no cuenta y el Corazón es por sí resplandeciente.

Ramana Maharshi.