domingo, 30 de enero de 2011

Diario Personal (Extractos)


- Quiero alcanzar la máxima lucidez. Pero, sobre todo, quiero mantener mi alma en el corazón del misterio. Impregnarme de la única Realidad siempre olvidada; hacer de mi alma particular, un alma cósmica.

- Todo esto me parece tan claro, coherente, calculado, que me da como vértigo. Sólo hechos, constataciones. Nada de supervivencias, de moral, de lirismo, ni de metafísica. Únicamente una afirmación evidente sobre la que permanezco. Miro el sol en lugar de entretenerme en lo que alumbra. Contemplación muy desnuda, liberadora.

- El espíritu está a la escucha, tendido hacia algo que no es ningún objeto. Hay receptividad, espera de algo que surge en lo más secreto del ser. La Realidad que se presiente es tan sutil que casi sólo se percibe por contraste, cuando uno se relaja.
Puedes estar más o menos lejos del ámbito de las representaciones. Y la tensión puede ser más o menos intensa. Hay ahí como un camino muy secreto que sabes que puede llevarte muy lejos, al centro oculto de lo real, y que le pierdes la pista a la más mínima, sin ni darte cuenta. Cuando logro seguirlo no es extraño que sienta como una falta, como una impresión de insuficiencia, como cuando uno tiene hambre o cuando siente la inseguridad de la alta montaña. Hay algo en uno mismo que está como insatisfecho. Pero amas incluso esa sensación de insatisfacción. Vuelves a ella como si presintieras una invisible riqueza en esa pobreza. Y a la pereza que no te permite poner el esfuerzo necesario la sientes como una traición causada por la propia debilidad. Estoy segura que lo que provoca este malestar es la falta de costumbre. Que si me dedico a ello cada día con regularidad y paciencia lograré superar la inercia y adquirir más soltura. Debo hacerlo.

- De nuevo he podido percibir la vacuidad de "Dios". Vas a desembocar como sobre algo inmediato. Los deseos, los proyectos, las ideas, las imágenes, como si fueran montículos que ocultaban el horizonte. Y ahora, como en lo alto del macizo, ¿alcanzado por medio de qué salto oculto?
El amor, la acción, incluso el ardor en la búsqueda, te dejan al borde. Se podía intuir el "otro país" sin estar en él. Pero sólo logras alcanzarlo unos breves instantes. La pregunta "¿Quien Eres? ¿qué es Eso?" me ha ayudado, alejándome de prestar demasiada atención a las sensaciones. Mi sentimiento de culpabilidad también: haciéndome "huir hacia allá".
Noche. Paz. Silencio. Una ausencia deliciosa.

- Ayer algo cambió, creo; me sentí como ligada a la esencia de la realidad; una esencia desconocida, una realidad sin forma y, sin embargo, absolutamente auténtica. Nada me era conocido y, en cambio, me invadía esa paz sutil que acompaña a la evidencia indiscutible. ¿Qué imagen podría utilizar? Supongo que la del vacío, pero un vacío cualitativamente lleno, consistente, verdadero. O la de la noche, pero una noche reveladora de la naturaleza de las cosas.
Es como si, concentrada hasta ahora en las cuestiones intelectuales o prácticas, hubiera dejado atrapada en el orden fenomenal, una capacidad que sería algo así como una "intuición desnuda" que, ahora, en cambio, estaría logrando actuar según la que sería su auténtica naturaleza: receptora espontánea de una esencia inconcebible que la sensibilidad no logra aprehender adecuadamente. Es como si en mí, algo se desatara, como si todo si apaciguara, al haber encontrado lo que buscaba -sin saber como-.

- Don inmediato; entrada casi sin transición en recogimiento. Ha sido como estar ante una "Nada". No tiene nada que ver con la sensación de presencia. No hay un "alguien" que sientas presente ahí. Sí que sentía fervor, pero como dirigido a una noche, a una nada, a un vacío que sabía que era "Eso".

- Concentrarme solamente en "Eso" y asumir todas las consecuencias de mi opción. Permanecer toda yo tendida hacia un horizonte que se aleja y avanzar, avanzar siempre. Firme en ese andar sin guía, en esa carrera sin fin, en esa travesía sin andaderas. Exclusivamente ese moverse en un océano sin orillas, en ese éter vacío. Las amarras están cortadas. La Nada avanzando en la No Forma no puede naufragar. Vértigo. Libertad inesperada. Me lamentaba de mis decepciones. No me daba cuenta de que estaban royendo la cuerda que me mantenía cautiva. Sensación de cuerda rota, de partida en la inmensidad azul que parece como un muro en pie pero que es de una profundidad insondable. La "falla", decía yo consternada; sin comprender que lo que se resquebrajaba era mi cárcel.

- Jornada amplia, inmensa, a causa del Vacío que la ha como distendido. Una vez más, me otorgo el derecho a vivir esta vida espiritual aunque no llegue nunca a ser útil para nadie. Mis fracasos me conducen de nuevo a lo esencial.

- Esa unidad que deseo, sería un error esperarla de la voluntad; sólo puede venir de la atención.

- Camino en la pura claridad de la aurora. Blanco, beige, azul, puro, movimiento, vivo, inmensidad ... Intensa sensación de paralelismo: el mundo de la Vacuidad, puro, muy puro, por encima de esta luz, de esta belleza, de este "candor". Por encima de las ramillas de los árboles, dándole al espacio su ... plenitud de vacuidad, el Espacio Esencial.
Reposo. Es aquí. No hay nada que decir. Ya hemos llegado. ¡Qué sencillo era!. Beatitud más allá de la beatitud. Impresión de conclusión. No hay nada que explicar ni nada que hacer. El centro de gravedad está exactamente donde debe estar. Ahí. Así es. Está bien.

- Ayer persistió la sensación de desdoblamiento. Durante unos momentos veo a los que me rodean y a mí misma como desde el exterior. Los veo desde ese lugar elevado que no es un lugar, en una dimensión nueva que no es la del tiempo.
Simplicidad extrema. Nada. Y, sin embargo, el problema esencial ya está resuelto. Paz sutil ante la evidencia total, sin que haya nada evidente.
La semana pasada en T., el Vacío substancial se hallaba por encima del mar y del sol. Desde esta semana es "intersticial", si es que lo puedo llamar así: es como el aire que envuelve las cosas, como el espacio entre las palabras, como la distancia intramolecular.

- Bajando en barca el curso del río, el paisaje se me ha hecho, de golpe, transparente. Cómo precisar esta impresión que no he podido recuperar aunque lo he intentado? Ha sido un poco como si la opacidad de los objetos desapareciera sin que ellos mismos desaparecieran, dejando ver la realidad oculta detrás de ellos, como el cielo a través de un cristal en el que haya unos dibujos. Y es como si la mirada, a través del cristal que son las cosas, se hubiera adaptado a ver en la lejanía y viera, más allá del cristal, la infinita realidad.

- Gozo cósmico. El espectáculo de las cosas no es nada; nada importante. Es tan real o irreal como un sueño. Entretenerse en el tema de su grado de realidad es tan tonto como discutir con una persona todavía dormida: es la persona todavía dormida en nosotros la que se plantea estas cuestiones. Tomar esta gota de luz, de vacío, e insertarla en mi masa oscura, compacta, aquí, allá, por todas partes, penetrando así cada cosa de espacio y de luz.

- Energía diamantina: vacía, clara, tan valiosa. Espacio substancial. Algunos movimientos más opacos, Me parece que el vacío en mí, llama a las ideas y a las personas que me rodean: se me hacen transparentes, logran su consistencia exacta.

- Culmen de energía, La vibración más elevada del amor: hasta el punto en que el calor se hace luz. La máxima lucidez de la inteligencia: el lugar de toda relación. Esa gota de eternidad: mantenerla, como piedra preciosa, entre los dedos. Atravesar con ella los momentos. Ella les dará luz, transparencia, belleza.

- Mantenerse abierta. No estoy separada de Eso. Estoy en lo Esencial. Me mantengo ahí conscientemente, en la medida de mi atención, de mi voluntad, de mi amor, si éstos no se precipitan hacia las cosas.
Energía, verdad, unidad de ese Fondo Secreto. La representación del espacio es ya expresión de lo Absoluto; y también el más mínimo amor, el más pequeño querer. Pero, o se niegan a aparecer cuando el psiquismo no halla "su" satisfacción o surgen, pero para precipitarse sobre los objetos.

...todo ha estallado, por toda la superficie de sus paredes, por todo el grosor de su volumen, todo ha estallado. La Vacuidad ES, inefable cualidad de conciencia que ES, por todas partes, absolutamente, en todo, en cada objeto, en cada pensamiento, ES.

Geneviève Lanfranchi.

lunes, 24 de enero de 2011

Respuesta a Lu Shun Yuan.


No hay criterio definido para medir las fuerzas del dharma y el karma. El punto esencial consiste en ser consciente de la propia esencia mental en todas las actividades y momentos. Uno debe saber que tanto la fuerza del karma, como la fuerza del dharma, son ilusorias. Si un hombre insiste en librarse del karma y seguir el dharma, ese hombre no comprende el budismo. Si uno es capaz de destruir al karma, entonces descubrirá que tambien el dharma es irreal. Los hombres suelen ser poco valerosos y de mentes estrechas; siempre suponen que ésa práctica es fácil y aquélla difícil. No saben que la mente discriminatoria, que atribuye facilidad o dificultad a las cosas, que se adhiere o desprende de las cosas, es la misma mente que nos arrastra al samsara. Si no nos libramos de esta mente, la liberación no es posible.

Tsung Kao.

miércoles, 19 de enero de 2011

Un jardín de rosas en un jardín de rosas.


Oh amigos, sólo encontraréis el Paraíso y jardines de rosas dentro de jardines de rosas cuando logréis ir más allá de la forma.

Cuando hayáis roto y destruido vuestra propia forma, habréis aprendido a romper la forma de todas las cosas.

Rumi.

Es noche de Sábado y estoy en la fiesta de unos amigos. Dada mi afición al baile, apenas descanzo en toda la velada. La música impregna el ambiente como una lluvia constante que empapa mi cuerpo. Ahora bailo con este amigo, después con aquel otro y luego con alguien al que no conozco en absoluto. Y, en medio de la habitación rotatoria de derviches girando, cobro conciencia de la inmovilidad del Ser. La inmovilidad me mueve, me dirige, me sumerge cada vez más profundamente en la danza. Al beber del manantial de la Vacuidad que es mi fuente me embriago, pero sigo bebiendo completamente adicto a ese néctar. Al zambullirme profundamente en su océano salvaje veo que todo emerge súbitamente de él con vida renovada. Aunque nado al mismo tiempo en las aguas de la vida, sigo sumergiéndome más profundamente en la oscuridad desconocida. El fuego interior me consume, me quema sin dejar rastro, pero no puedo detenerme y arrojo más leña y aire a la hoguera ardiente de modo que las llamas anaranjadas arden con más vigor y vuelvo a consumirme y a emerger cual fénix que, escapando de las grises cenizas, alza el vuelo hacia la luz diurna. Qué placer y que liviandad poder liberarme del cuerpo como si fuera la primera vez, tan invisible e inocente como un niño, disuelto en la vacuidad que, de manera prodigiosa, se manifiesta como este cuerpo danzante y como estos amigos que bailan. Ligero como el aire, claro como el agua, amplio como el cielo, en mi interior la fiesta sigue viva. En la medida en que el ritmo prosigue, ya cerca de la madrugada, puedo escuchar el silencio interno, la musica que no cesa.
Ahora estoy bailando con una amiga, acogiendo la apertura de su gesto y la alegría de sus ojos fluyendo al lado, alrededor y contra la corriente chispeante del río o el torrente de alegría y seriedad, de proximidad y distancia, en que ella se transforma esta noche. Qué maravilloso poder liberarme de mi propia cara y de mi cuerpo y abandonar mi forma en la no-forma inefable, suficientemente amplia para que dos cuerpos arraigados en el misterio se vacíen de sus yoes y tejan nuevas pautas. Respiro profundamente y me abandono a la danza del ser indivisible. Es divertido bailar con otra persona sin saber donde están nuestros límites, inspirados por la música, poseídos por el ritmo, sintiendo la conversación de nuestros pies con el suelo, cabalgando olas salvajes que surgen, se elevan y rompen para emerger de nuevo. Aquí no hay nada que conocer o que ser, nada que proteger, nada que tener o retener, ninguna fachada o límite tras el que ocultarse. Transparentes e ilimitados, podemos contenernos mutuamente en esa maravillosa y resplandeciente vacuidad plena de belleza.
Cuando rompemos el caparazón de nuestra propia apariencia, lo ilimitado -que nos pertenece a todos, nos contiene a todos, lo acepta todo y es nuestro derecho de nacimiento- se muestra a sí mismo. Rumi descubrió jardines de rosas, pero esta noche yo encuentro amigos a los que les gusta bailar y constato que, entre nosotros, no existe la más mínima distancia.

Richard Lang.